
El sábado por la tarde, a eso de las 20 horas, cerré la sombrilla y me fuí dirección Petrer para cenar en casa de Fermin; su hija me estaba esperando con los brazos abiertos, contra! que grande que está ya!!! Mientras preparábamos la cena, la niña se pasó todo el rato dentro de la furgoneta. Esa noche dormimos juntas, hacía tiempo que no la veía y me hacía muchísima ilusión dormir junto a esa pequeñuja.
Al día siguiente, agarramos dirección Torrevieja; serían las 8.15 de la mañana. A eso de las 9 de la mañana ya estábamos en casa de María y de Luis. Café, tostadas, bollos, risas, chip, calor, estiramientos, etc... la mar estaba perfecta, por favor, que siga así; pero va a ser que NO, por que sobre las 10.45 horas, y cuando ya estábamos en medio de todo el mundo, el mar se estaba poniendo nervioso. 11 de la mañana y pitido de salida... encima que el agua ya estaba algo turbia, pues entre tantas personas, aquello era chocolate puro, patadas, brazos, más patadas, etc... al final conseguí agarrar el ritmo, un buen ritmo.
Reconocí el final de la playa de los locos, el final de la playa del cura y casi llegando al arco de meta, me dió el apretón vomitero, tuve que parar y bueno, no sigo con el relato pues sería algo asquerosillo describir todo lo que saqué por mi preciosa boquita, verdad?
Como pude seguí nadando, esos últimos 500 metros se me hicieron eternos y por fin, salí del agua. Estaba algo mareada, bueno MUY MAREADA. Ví a Luis entre todo el mundo, a María y a Angeles. Fermín acababa de salír del agua. Tengo que decir que estoy muy contenta con el tiempo que hice en los 2.250 metros de nado en mar abierto: 45 minutos con 20 segundos y 5ª de mi categoría. Que podía haber mejorado? sisisisisi... pero para la próxima vez, para la de Oliva, le pediré a mi sirenita Ana, una biodramina de cafeíana, que esta vez no me pilla el del mazo!!!
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